sábado, 8 de junio de 2013

Cultura

El estatus social de la persona va a influir de una manera trascendental en su forma de ver la salud y la higiene. Cada persona tiene una visión propia según sus costumbres y su cultura, la cual se ha ido fomentando en esa persona desde su nacimiento; es por ello que no todas tienen el mismo nivel de salud, por lo que se dice que unas personas son más saludables que otras, ya que también en ello va a influir su personalidad, hábitos y lugar en el cual vive.

No importa cuál sea el trabajo, cuáles sean las ocupaciones o el grado de estudio de un individuo, toda persona lleva intrínsecamente un ser sano y el tener hábitos adecuados, y nadie puede decir lo contrario. Es decir, todo ser humano nace con cierta conciencia que lo lleva a tener un hábito de limpieza, y a no vivir en una inmundicia, solo que algunas personas desarrollan ese hábito más que otras.

La edad podría bien ser un problema o factor al que se le atribuyen muchas enfermedades. Pero no significa que la persona deje de tener los hábitos que previenen tener enfermedades por consecuencia del descuido personal. Mientras mayor edad tenga una persona, mayor debe de ser su cuidado personal, sin embargo, en el caso de los bebes, por ejemplo, la madre siempre estará pendiente de su cuidado, cuando el niño vaya creciendo, ya quedara de su parte si mantendrá la rutina de cuidados, la modificara según sea su edad o si la descuidara; ya que todo queda de parte de cada individuo, en su pensar y la cultura que siga.

Muchas culturas se contradicen unas con otras, hay creencias y culturas en los que los hábitos venezolanos son mal vistos, o por el contrario sus costumbres nos parecen desagradables e incluso nocivas, como en el caso de las culturas que injieren animales poco usuales como ratas, reptiles e insectos venenosos. El solo hecho de pensar en alimentarse de ratas trae un desagrado a la mente del venezolano.

Todas estas condiciones pueden observarse en la vida cotidiana de cada individuo, y cada individuo puede estudiarse a través de las historias clínicas que posea cada uno. Por medio de esas historias médicas se puede percibir cuales son las condiciones de salud en las que se encuentra, sin tener que estudiar físicamente a la persona, esta historia médica o clínica se realiza con el fin de visualizar o diagnosticar cual puede ser la posible causa a la enfermedad; a través de ellas se puede observar el estado de bienestar psicológico, algunas de sus costumbres y uno que otro mal hábito que pueda tener.

Es de vital importancia para todo odontólogo conocer y saber interpretar todas esas señales que dan los pacientes en cada historia, ya que ellas van a permitir saber cómo tratar o comunicarse de una manera efectiva con cada paciente; desarrollar el interés por el caso clínico que se trata y dar consejos precisos puede evitar que el mal que padece el paciente ocurra en una próxima ocasión.

Es importante que el odontólogo tenga siempre en alerta constante su lado más sensible ya que más allá de ayudar a mejorar la sonrisa de quien está siendo atendido, el odontólogo debe captar los estados emocionales de cada paciente y comprender su verdadera necesidad, así no solo conseguiría esa simple sonrisa de estética, sino que también alegraría el alma de ese convaleciente.

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